Noche de Reyes Magos.
Cuando era pequeña todos los años me ponía muy nerviosa, simplemente el pensar en hacer la carta a los Reyes Magos me ponía histérica, y al ser mi hermana era más pequeña siempre pedía por ambas.
Recuerdo que la noche antes de Reyes poníamos una bandeja con leche y mantecados para que los Reyes Magos descansaran y agua para los camellos. Poníamos también los zapatos (algunas que yo me sé "botas") para que nos dejasen carbón de azúcar y caramelos. Intentábamos dormir para que la noche pasara rápida y poder ver lo que nos habían dejado Melchor, Gaspar ,y Balasar. Cada uno nos dejaba un regalo, aunque aveces y por haber sido buenas nos dejaban unos cuantos más.
Recuerdo esos momentos con un cariño y una felicidad grandísima, eran tan especiales, tan mágicos y escitantes. Pero sobre todo lo que más me gustaba, era ver la caras de los míos cuando veían los regalos. Quizás no fuesen grandes cosas pero todos esos regalos, salían del corazón de los Reyes Magos.
Esa sensación tan maravillosa , tan inocente y mágica es la que queremos que tengan nuestras pequeñas. Que se acuesten inquietas por el nerviosismo de los Reyes Magos y esa sensación de escuchar como dejan los regalos por la casa o debajo del árbol. Espero que sepamos trasmitir a nuestra hija y sobrina esa mágica inocencia que existe cuando están a las puertas nuestros Reyes Magos.
En el desayuno nos reuníamos los seis (papa, mama, la abuela, el abuelo, mi hermana y yo) ese día desayunabas mientras veías de reojo tus juguetes nuevos y fantásticos.
Ahora seguimos desayunando todos juntos , aunque ahora en la familia hay más amor para compartir. Están nuestros maridos y la niñas. Nuestras niñas que hacen que estos días sigan siendo especialesy nos recuedan la inocencia de ser niño, y con su mirada nos revelan el secreto de este día. Que el verdadero regalo es poder disfrutar de tu familia.
Y para esos niños grandes que se siguen emocionando se por los Reyes Magos; deciros que sigáis así porque esa sensación nunca debería desaparecer.
S.G.M.
Recuerdo que la noche antes de Reyes poníamos una bandeja con leche y mantecados para que los Reyes Magos descansaran y agua para los camellos. Poníamos también los zapatos (algunas que yo me sé "botas") para que nos dejasen carbón de azúcar y caramelos. Intentábamos dormir para que la noche pasara rápida y poder ver lo que nos habían dejado Melchor, Gaspar ,y Balasar. Cada uno nos dejaba un regalo, aunque aveces y por haber sido buenas nos dejaban unos cuantos más.
Recuerdo esos momentos con un cariño y una felicidad grandísima, eran tan especiales, tan mágicos y escitantes. Pero sobre todo lo que más me gustaba, era ver la caras de los míos cuando veían los regalos. Quizás no fuesen grandes cosas pero todos esos regalos, salían del corazón de los Reyes Magos.
Esa sensación tan maravillosa , tan inocente y mágica es la que queremos que tengan nuestras pequeñas. Que se acuesten inquietas por el nerviosismo de los Reyes Magos y esa sensación de escuchar como dejan los regalos por la casa o debajo del árbol. Espero que sepamos trasmitir a nuestra hija y sobrina esa mágica inocencia que existe cuando están a las puertas nuestros Reyes Magos.
En el desayuno nos reuníamos los seis (papa, mama, la abuela, el abuelo, mi hermana y yo) ese día desayunabas mientras veías de reojo tus juguetes nuevos y fantásticos.
Ahora seguimos desayunando todos juntos , aunque ahora en la familia hay más amor para compartir. Están nuestros maridos y la niñas. Nuestras niñas que hacen que estos días sigan siendo especialesy nos recuedan la inocencia de ser niño, y con su mirada nos revelan el secreto de este día. Que el verdadero regalo es poder disfrutar de tu familia.
Y para esos niños grandes que se siguen emocionando se por los Reyes Magos; deciros que sigáis así porque esa sensación nunca debería desaparecer.
S.G.M.
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