Risas, y más risas.
Creo que cuando nos hacemos papás nuestras responsabilidades aumentan, y eso hace que no nos riamos tanto como antes. Nos preocupan como pagar las facturas, los trabajos, como ser padres, como ser esposos. Son tantos los pensamientos que nos invaden, que se nos olvida parar y reírnos de todo. Como hacen nuestros hijos, reírnos y sorprendernos de las cosas más tontas.
Como cuando nuestra hija el otro día, iba corriendo y mirando para otro lado terminó estrellándose contra la puerta. Me miró y dijo riéndose : "me chocado". O cuando se cae de culo y se ríe de ella misma.
Esa sensación de reírse de sí misma y de las cosas que nos rodean, es lo que os quiero dar con este artículo. Así que empezaremos con anécdotas graciosas sobre niños grandes:
- ¿Qué pasa cuando tu hija de tres años te enseña a saltar en la cama? Púes que papá se emociona, se pone a saltar en la cama y la cama no aguanta. Pero eso no acaba ahí, porque su pequeña sale disparada cuando se vuelca el colchón.
- Dicen que patinar nunca se olvida, pero una amiga mía que intentó enseñar a su hija a patinar comprobó que si se olvida. Un domingo decidieron ir todos a patinar, como tenían un bebé el marido que no sabia patinar se quedó con él en la playa. Su hija mayor y ella decidieron ponerse a patinar, al principio las dos iban cogidas de las manos. Pero se soltaron con tan mala suerte para la mamá que le tocó una rampa que daba a un centro comercial. Os podéis imaginar lo que ocurrió, su hija detrás de ella gritando cuidado que mi mamá no sabe frenar, y mi amiga aterrizando sobre un montón de vestidos.
Son anécdotas que nos pasan por intentar volver a ser niños, pero a caso volver a ser niño no es divertido.
S.G.M.
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