Consejos inútiles con niños.
En ocasiones pienso que hay consejos o advertencias que son inútiles con los niños. Cuanto más le digas a tu pequeño que no haga eso porque se puede hacer daño, más lo hará.
Como cuando le dices a tu hija que se pare antes de cruzar la carretera porque te debe dar la mano y puede pillarla un coche. Ella aumenta su velocidad de forma automática produciendo el efecto "mamá chillona".
¿Cúal es? Os preguntaréis. Es :
Ella corre, tú chillas y la gente mira. (Se resume así más o menos) pero la verdad es más complicada. Ella corre más que nunca, tú le gritas " para" no te hace caso, le vuelves a decir "si paras te pongo dos capítulos de Dora" aumenta de velocidad, tu sigues diciendo " como no pares va a venir un hombre y te va llevar" pero ella sigue.
Y como arte de magia en ese momento un hombre muy amable con cara de mafioso la para antes de cruzar la carretera. Ella se asusta, llora y te promete que nunca lo volverá hacer.
Tú piensas en tu inocencia de madre "que bien ha aprendido". Pero es mentira porque al cruzar la calle, al segundo vuelve a coger velocidad y otra vez a correr ( Y luego dicen que porque no me apunto a un gimnasio).
Otro ejemplo muy bueno, es cuando tú le dices a tu hija que cuando lleve tijeras no corra por la casa porque se puede hacer daño. Os aseguro que vuestro retoño irá aumentando su velocidad progresivamente hasta que coja suficiente velocidad para clavarle las tijeras a alguien.
Como le pasó a una amiga nuestra con su pequeña. Un día sin darse cuenta se dejó las tijeras al alcance de su pequeña, y de repente escuchó un " me ca..." . Fue a ver lo que pasaba y se encontró con que su marido estaba pálido en la puerta de entrada.
Resulta que las tijeras estaban clavadas en el marco de la puerta. Habían salido volando hasta pasar rozado la cabeza.
Por lo visto, su pequeña con la emoción de ver a su papá, había corrido con las tijeras hacia él. Esto hizo que se tropezara en la alfombra de la entrada, soltase dichas tijeras y volasen hasta clavarse al lado de su oreja. Al estilo tirador de cuchillos de un circo.
Os podéis imaginar el susto que llevaba en pobre hombre en el cuerpo.
Por eso os recomiendo que no os pongáis cabezones como ellos cuando le regañéis. Porque en la mayoría de los casos hacen las cosas para llamar nuestra atención.
Lo que debemos hacer es seguir unos pasos muy sencillos:
- Calmarnos. Aunque hayan quemado la cocina.
- Explicarles porqué está mal eso.
- Darle una oportunidad más. Y si vuelve hacerlo coger a vuestro retoño y castigarlo.
Por ejemplo; si corre y no se para. Sentarlo en el carrito un buen rato. Cuando vea que los demás juegan y él no, veréis que la próxima vez os hace más caso.
Chicos lo más importante es que recordéis que son niños, y harán cosas de niños. Y para guiarlos por el camino correcto estamos nosotros.
S.G.M.
Comentarios
Publicar un comentario