Viajar con niños.

Cuando sois dos los que viajais la preparación de maleta, habitación, y transporte están sencilla como freír un huevo. Pero cuando tienes una hija de casi cuatro años el hacer la maleta, escoger la habitación adecuada, y el transporte es cómo hacer un pastel de varias capas ( y que te salga perfecto).

En primer lugar tienes que planear el viaje muy bien, pensar en el tipo de habitación que necesitas, y saber que vas a tardar un poco más cuando. Sobre todo cuando vas en coche porque con los niños te lo debes de tomar con más tranquilidad.
Ya sabéis; debemos de parar más veces para hacer pipí, o porque nos hemos mareado, o simplemente porque somos conductores  responsables y sabemos que cada dos horas aproximadamente debemos parar para descansar. Pero lo que es verdad que tardamos el doble.

También si preparas las maletas con tu hija de tres años y medio, te das cuenta de que es casi misión imposible que termines de hacerlas tu sola.
Porque da la casualidad de que el día que tienes que concentrarse en hacer las maletas para que no falte nada. Te quedas sola ante el peligro.

Ya que debido a diversas causas lo has dejado para el día antes del viaje, por lo que estás un "poquito" agobiada. Pero no estás sola tienes a un duendecillo de casi cuatro años a tu alrededor, haciendo de las suyas.

Por lo que  en tu sabiduría de madre se te ocurre que la peque te ayude para que vaya aprendiendo ( es que a veces las madres somos demasiado inocentes).
Tu hija que es un pedazo de pan, decide ayudarte metiendo el contenido de los dos cajones más grandes de la casa en la maleta. Y mientras te mira muy seria y dice : " mamá; para que no falte de nada".

Y entonces es cuando decides ponerle su película favorita en la televisión. Pero claro no se te ocurre otra cosa que darle de premio una chuchería enorme. Eso significa que tu hija será un tornado hasta que se le pase el efecto del azúcar. Por lo que para que no haga ninguna burrada tú te tienes que quedar con ella.
Pero en ese momento llega tu marido ( tu caballero andandante), le haces como en lucha libre " chocas las manos" y cambio de compañero. Por fin puedes hacer las maletas, y te pasas otras dos horas de trabajo porque tienes que sacar los dos cajones de la maleta.

Las maletas pasan de una y media; a cuatro. En el coche  parecéis sardinas en latadas, ya que entre la sillita de la niña,  mochila de juguetes, tu bolso, mochila de comida. Te quedas enclaustrada.

Pero no te quejas, porque te das cuenta de que estas con la familia que habéis formado los dos. Repitiendo las mismas sensaciones magnificas de aquellos veranos en los que éramos niños.
En nuestro caso niñas, y viajábamos con nuestros padres y abuelos.

Gracias por darnos esos momentos que siempre estarán en nuestros corazones.

S.G.M.

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