Un día rebelde.

Hay días que nuestros hijos se levantan con la idea de voy a ver hasta donde llego. Voy a ver que trastada hago más gorda para que mi alrededor se fije en mí.

Yo los llamo días de "rebeldes sin causa". Son días en que parece que la creatividad en travesuras va en aumento y tu energía disminuye.
Ayer fue un día de esos.

El día anterior había estado mala y decidimos que no iría a la guardería. Se quedaría conmigo y la observaría por si se volviera a poner mala.

Todo empezó desde primera hora de la mañana cuando después de haber desayunado, pensó que sería divertido darle la leche que no quería a su muñeca. Obviamente la muñeca no probó la leche pero mi alfombra sí.

Y eso no terminó ahí:

- Decidió que el rotulador azul fluorescente era lo más indicado para pintarse los labios cono Maléfica (la bruja mala de la Bella Durmiente). Así que os podéis imaginar lo que me costó quitarle el fluorescente (por cierto; se quita muy bien con toallitas húmedas).

- También pensó que mientras mamá recogía un poco la caen para podernos ir al parque por la tarde, sería divertido esconderse y no contestar a mamá. Y se escondió también que hasta que no le dije que me iba con otro niño, no salió ( se que eso no se debe hacer, pero a ver ¿quién no ha mentido alguna vez a sus hijos para conseguir algo?).
Lo bueno es que mamá ya sabe uno de sus escondites.

- Después decidió que ella sola podía manejar el móvil de mamá para ver su serie favorita. Pero no contó con que se le fuese la pantalla, y como sabía que mamá no le había dado permiso, en vez de decir que se lo pusiera de nuevo, empezó a toquetear botones hasta que llegó a los contactos, y cuando me quise dar cuenta esta hablando con mi madre. Menos mal que no llamó a China.

Pero no terminó la cosa ahí. Resulta que  como no quería ducharse pensó que si le decía a mamá que le hiciese la cena no se bañaría.
Y cuando terminó de cenar le dijo al padre que le pusiera el pijama que se iba a dormir.
Pero cuando vio que papá y mamá seguían preparando el baño. Decidió hacerse la dormida. Con un ojo abierto mirando los dibujos y con el otro cerrado. Lo más gracioso fue que empezó a roncar y todo. Tampoco funcionó.
Cuando estábamos preparándola para meterla en el baño no tuvo otra cosa que abrir la puerta, escaparse en ropa interior, ponerse a saltar en el sofá y decirle al padre "no me pillas".
Pero al final se dio el baño.

Cuando pensaba que todo había terminado "sorpresa" dijo que no se dormiría en un rato porque no tenía sueño. Y lo hizo, pero no contó con el cansancio del día por lo que se quedó dormida de pié sin darse cuenta.

Un día malo lo tienen mayores y pequeños. Por eso en estos días tened mucho amor, mucha paciencia y mucha comprensión.

S.G.M.

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